domingo, 27 de diciembre de 2020

Habla en fe

Y como tenemos el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: “Creí y por eso hablé”, también creemos y por eso hablamos.

2 Corintios 4:13 (palabras resaltadas en negrita es énfasis mío)

Después de leer lo que he dicho acerca de declarar las promesas de protección de Dios sobre ti y tus seres queridos, es posible que te preguntes, pero Pastor Prince, ¿No es suficiente creer la Palabra de Dios en mi corazón? ¿Por qué también tengo que hablar el Salmo 91?

Permíteme mostrarte algunas escrituras a cerca de  la fe y el hablar o declarar, que te ayudarán. Romanos 10: 9 nos dice que “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (palabras resaltadas en negrita es énfasis mío). Nuestro Señor Jesús también dijo: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. " (Marcos 11:23, palabras resaltadas en negrita es énfasis mío).

Ahora, vuelva a leer lo que escribió el apóstol Pablo en el versículo de hoy. ¿Notas un patrón aquí? La fe implica creer en el corazón y hablar con la boca. Tú y yo, estamos hechos a imagen de Dios. Cuando Dios vio la oscuridad por primera vez, no dijo: "¡Uau!, está tan oscuro". ¿Qué hizo Dios? Llamó a existencia a la luz cuando habló. Dijo: “Hágase la luz” (Génesis 1: 3). En el Nuevo Testamento, nuestro Señor Jesús le habló a la tormenta y se calmó. Le habló a la higuera y se secó. Habló con los demonios y huyeron. Habló con los enfermos y fueron sanados. Habló con los muertos y vivieron.

De la misma manera, cuando nos enfrentamos a las tinieblas en cualquier área de nuestras vidas hoy o estamos atrapados en una tormenta de desafíos, no nos atasquemos al mirar los problemas y nos desesperemos. ¡También deberíamos invocar lo que queremos ver! Si nos encontramos atrapados en una situación peligrosa, debemos declarar: "El Señor es mi refugio y mi fortaleza". Si hay una enfermedad en nuestro cuerpo, podemos declarar (llamar a existencia, o manifestación) nuestra sanidad diciendo: "¡Gracias, Jesús, por tus llagas he sido sanado!" ¡Empieza a hablar de tu protección, salud y victoria!

Traducido de "Meditate Devotional" Joseph Prince

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