Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Salmo 23: 5 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
La mesa está puesta. El pan y el vino están ahí, y Jesús te
dice: “Ven, hijo Mío, participa”. Pero tú le dices: "Señor, ¡Soy
indigno!" Tienes temor de venir a la mesa del Señor, tal vez porque te han
enseñado que si participas en tu estado "indigno", caerás bajo el
juicio de fuego de Dios.
Amigo, Jesús te ha lavado, quedaste más blanco que la nieve
y te ha calificado con Su propia sangre, ¡Así que eres tan digno como se puede
ser! Lo más humilde que puedes hacer ahora es reconocer Su sacrificio perfecto
y aceptar Su invitación con gozo y alegría.
En 1 Corintios 11, Pablo le explica a la iglesia cómo
participar de la Cena del Señor para que no beban juicio para sí mismos. La
palabra "juicio" en los versículos 29 y 34 es “krima” en el texto original griego. Se refiere a una sentencia
divina. Y en el contexto de este pasaje, la sentencia divina se refiere a la
enfermedad.
Pero, ¿cuándo se dictó esta sentencia divina de enfermedad? cuando
Adán pecó (Génesis 3:19). Cuando pecó, la muerte entró en el mundo (Génesis
2:17), y el hombre envejecería y se debilitaría, enfermaría y moriría.
Entonces, no es que Dios esté dictando sentencias de enfermedad
a las personas hoy en día. Cómo puede ser eso posible si Jesús dijo: “Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él.” (Juan 3:17). Dios no está en el negocio de condenar sino de
salvar. Y la palabra griega para “salvo”, “sozo”,
también significa preservar, sanar y dar plenitud.
Dios no desea que sufras la divina sentencia de enfermedad
que ya está en el mundo, por eso te ha dado una vía de escape, pagada con la
sangre de Su Hijo. Él desea que estés sano y pleno, sin las enfermedades del
mundo, y lo ha hecho posible a través de la Santa Cena.
Por lo tanto que no te roben esta tremenda bendición debido
a las enseñanzas erróneas que han puesto temor en tu corazón. ¡Ven con osadía a
la mesa del Señor hoy y recibe de nuevo Su salud, Su fortaleza, Su plenitud y Su
vida!
Traducido de “Daily Grace inspiratión” del Pr Joseph Prince
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