“Quedaron completamente asombrados y decían una y otra vez:
«TODO LO QUE ÉL (JESÚS) HACE ES MARAVILLOSO…” (Marcos 7:37, NVI)
Nuestro Señor Jesús había sanado a un hombre sordo y tartamudo,
fue un milagro portentoso que impactó a toda la multitud porque nadie más había
hecho algo así; es por eso, que frente a tal poder y autoridad, reconocemos que
no podemos lograr tal resultado con nuestro propio esfuerzo u obras meritorias.
Cuando entendemos esta verdad, podemos
dar un paso al costado y descansar de nuestras propias obras y permitir que el
Señor obre en medio de nuestros problemas y siempre obtendremos resultados
maravillosos.
Algunos pueden pensar que
no ponerle “fuerza” a lo que hacemos y “descansar” en Él es no ser
“responsables”, y aun mas, ser negligente; pero hemos comprendido que: ¡Él
puede producir extraordinarios resultados en y para nosotros, porque todo lo
que Él hace es maravilloso!
Dios nos suministró Su
gracia, salud, provisión, paz y todo lo que necesitamos para reinar en vida, y
no solo eso, sino que siempre está fluyendo dinámicamente hacia nosotros debido
a la obra terminada en la cruz: ¡Consumado es!
Pero, cuando nos
preocupamos y nos esforzamos por solucionar nuestros problemas en nuestras
propias fuerzas, dejamos de lado Su provisión. “¿Y QUIÉN DE VOSOTROS PODRÁ, POR
MUCHO QUE SE AFANE, AÑADIR A SU ESTATURA UN CODO?” (Mateo 6:27 RVR1960)
Por eso, en lugar de enfocarte
en resolver el problema por ti mismo, enfócate en reposar en Cristo y en Su
obra terminada en el Calvario. Pon tu mirada en Cristo y deja de ver las cosas
que te rodean, si estás atravesado algún problema de salud, mira las llagas de
Cristo que es la evidencia de tu sanidad.
¡Como creyentes miramos a
Cristo Jesús y no a nosotros mismos!
¡Su gracia es más que
suficiente!
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