lunes, 29 de junio de 2020

Dios puede y está dispuesto

Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Mateo 8:2-3

Todos los cristianos probablemente creen que Dios tiene el poder para bendecir, sanar, proteger, prosperar y volver exitosa a una persona. Sin embargo, sabemos que no todos los cristianos creen que Dios está dispuesto a hacer todo eso por ellos. Mateo 8:1-3 registra la historia de un leproso que vino a Jesús para ser sanado. Él dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme”. El leproso no dudó de la capacidad de Jesús para sanarlo, pero no estaba seguro si Jesús estaba dispuesto a sanarlo a él específicamente, pues era un leproso que estaba condenado al ostracismo por todos. En otras palabras, creía en la omnipotencia de Dios, pero no estaba seguro si Dios lo amaba y si deseaba mostrarle Su favor. Estoy seguro que conoces a creyentes que son así. Pueden creer en el poder de Dios, pero no están seguros si es la voluntad de Dios para ellos. Saben que Dios puede, pero no están seguros si Él está dispuesto.

Amado, ¡no seas como aquél  leproso que no conocía muy bien a Jesús! Veamos cómo Jesús le respondió. Esto es importante porque es la misma respuesta que Jesús te daría si te acercaras a Él.

Mateo 8:3 registra que "Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio "." ¿Puedes ver cuán personal es el ministerio de Jesús? Él no tocó a todas las personas que sanó. A veces, simplemente hablaba y los enfermos eran sanados. Pero en este caso, Jesús extendió su mano y tocó al leproso con ternura. Pienso que Jesús hizo esto para sanarlo no solo de su lepra, sino también de las cicatrices emocionales que había recibido por años de rechazo.

La lepra era una enfermedad altamente contagiosa y la ley prohibía a los leprosos que entraran en contacto con los demás. Lo cual hace suponer que durante años, este leproso habría sido rechazado por todos los que vieron su condición, incluso los miembros de su propia familia. Probablemente apestaba a carne en descomposición y en mal estado, y su apariencia debió haber sido repulsiva; pero Jesús lo tocó, sin titubear, dándole el primer toque humano que tuvo desde que contrajo la enfermedad. La Biblia nos dice que inmediatamente, su lepra fue limpiada y el hombre recibió su sanidad.

Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8). Sea cual sea aquello por el cuál le estás creyendo a Dios, Él te dice: "ESTOY DISPUESTO". No dudes más de su amor por ti. ¡Deja de enfocarte en tus propias descalificaciones y se cautivado completamente por Su amor y Su gracia (favor inmerecido) hacia ti!

Traducido del devocional “Meditate devotional”del Pt Joseph Prince

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