viernes, 13 de noviembre de 2020

Hay un solo camino

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Romanos 10: 9-13

El apóstol Pablo les dice a los creyentes que han nacido de nuevo en Cristo que Dios el Padre “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha llevado al reino de Su amado Hijo, en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados” (Col. 1: 13-14). Date cuenta que ha habido un cambio de ubicación. Solías estar bajo el poder de las tinieblas. Pero en el momento en que creíste en Jesús, fuiste trasladado y puesto bajo la sangre de Jesús, donde hay perdón perpetuo de pecados.

Para comprender el perdón total de los pecados, tenemos que comprender el valor de la persona que se sacrificó en la cruz por nosotros. Él solo, debido a que no había pecado, podía pagar por todos los pecados de todos los hombres. Cuando nuestro Señor Jesús murió en el Calvario, tomó todos los pecados de la humanidad solo con un único sacrificio de Sí mismo en la cruz. Él tomó el juicio, el castigo y la condenación por todos los pecados sobre sí mismo. Ese es el valor de ese Hombre, Jesús. Él en sí mismo (su sacrificio) es un pago que excedió la deuda por todos nuestros pecados.

Ahora, ¿eso significa que toda la humanidad ya es salva? ¡POR SU PUESTO QUE NO! Lee cuidadosamente la escritura de hoy. Si bien es cierto que los pecados de todos ya han sido pagados, cada individuo necesita tomar una decisión personal para recibir el perdón de todos sus pecados al recibir a Jesús como su Señor y Salvador personal. Jesús es el único camino a la salvación. No hay otro camino excepto a través de Jesús y Su sangre derramada.

No hay ambivalencia en las Escrituras en cuanto a cómo una persona se convierte en un creyente nacido de nuevo en Cristo. Para ser salvo, necesitas confesar con tu boca que Jesús es tu Señor y creer en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos. Por lo tanto, cualquiera que te diga que el pecado de todos es automáticamente perdonado y que no necesitas recibir a Jesús como tu Señor y Salvador para ser salvo, es bíblicamente inexacto. Tales enseñanzas son heréticas y son mentiras del abismo del infierno. No hay salvación sin Jesús. No hay perdón sin la sangre purificadora de Jesucristo. No hay seguridad de que todos nuestros pecados hayan sido perdonados sin la resurrección de Jesús.

Pero hoy, como creyentes nacidos de nuevo en Cristo, hay perdón y la asombrosa seguridad de que nuestra salvación es segura y ¡nunca seremos avergonzados! Esta es nuestra realidad hoy: podemos disfrutar de Su presencia, Su justicia y Su ayuda todos los días y en todas las estaciones.

Traducido de “Meditate Devotional” del Pr Joseph Prince

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