sábado, 2 de marzo de 2013

Convénzase a usted mismo, no a Dios

Marcos 5:28
Porque decía: Si tan sólo toco sus ropas (manto), sanaré
La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)

Con una multitud que le apretaba, Jesús fue tocado por una gran cantidad de personas ese día (Marcos 5:31), pero sólo el toque de una mujer obtuvo una respuesta de Él. Y su toque desató la sanidad instantánea de Su cuerpo, liberándola de una enfermedad que la había atormentado durante 12 años.

¿Quieres saber cómo tocar a Dios y recibir el milagro que necesitas?

Cuando la mujer oyó que Jesús estaba viniendo a su pueblo, se decía a sí misma: "Si tocare tan solamente Su ropa (manto), seré sanada." Mientras iba de camino a ver a Jesús, ella probablemente se dijo sí misma muchas veces: "Si tocare Su ropa, Seré sanada. Estaré sana. "No sabemos cuánto tiempo había estado diciéndose a sí misma, pero estaba convencido de que Jesús la sanaría.

Si estás enfermo, convéncete a ti mismo de que Jesús es tu sanador y que por Sus llagas eres sano. No necesitas convencer a Dios. ¡Él no es el que necesita ser persuadido, porque Su bendición ya está sobre ti! Eres tu quien necesita estar persuadido de que Dios ya te ha dado tu milagro. Esa es la razón por la que tú confiesas Su Palabra - convencerte a ti mismo, no a Dios, para persuadir tu corazón no al Suyo.

Algunas personas confiesan su fe a los demás para convencer a Dios indirectamente. Por ejemplo, si están creyendo a Dios por sanidad, van por ahí diciendo a sus amigos: "Estoy creyendo a Dios por sanidad." Ellos en realidad están tratando de convencer o persuadir a Dios que los sane. Le están diciendo a Dios: "Le he dicho a muchas personas que te estoy creyendo. Sería muy embarazoso si Tú no haces que suceda”. Su confesión procede de la incredulidad y es usada para manipular a Dios.

Está bien decir a los demás, si lo desea, para que puedan pararse en fe contigo por tu milagro. Pero no lo hagas para probar tu fe a Dios y convencerlo. Sólo necesitas convencerte a ti mismo que Dios te ama y que se deleita en bendecirte. Sólo dígase a sí mismo: "Por sus llagas he sido sanado. No sufriré escasez. ¡Soy grandemente bendecido, sumamente favorecido, profundamente amado!" Y permite que Dios cuide del resto.

Extraído de Joseph Prince: "Daily Grace Inspirations"

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Crucifixión de nuestro Señor Jesús

La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo.