domingo, 22 de abril de 2012

Cuando es más bendecido recibir

    Lucas 10:42
    42... María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. "


Si Jesús va a su casa, ¿qué haría usted? ¿Le pedirías  que  se siente y luego empezarías a servirle? ¿O te sentarías y empezarías a tomar de Él? ¿Permitirías que Él te Sirva y te sacie?

Jesús entró en la casa de las dos hermanas, Marta y María. (Lucas 10:38) Marta vio su cansancio. Ella sabía que Jesús había estado caminando kilómetros,  haciendo el bien, sanando a los enfermos y satisfaciendo  las necesidades de la gente. Obviamente, él debe estar cansado, pensó, así que ella  lo vio como alguien a quien tenía que cuidar.

María, sin embargo, vio más allá de la fatiga externa de Jesús, vio Su divinidad. Ella vio que él era alguien de quien tenía que tomar. Y al hacer eso, ella le dio Su lugar como Dios, el Salvador que había venido a servir y no para ser servido por ella. (Mateo 20:28) ¡Jesús incluso la alabó por haber elegido la mejor parte!

Nuestra mente humana, encuentra eso difícil de creer. Algunas personas me dicen: "Pero Pastor Prince, la Biblia dice que es más bienaventurado dar que recibir." (Hechos 20:35) En lo que respecta al hombre, eso es cierto. Pero cuando se trata de Dios, Él nos quiere dar. De hecho, a menos que usted aprenda a recibir de Dios, usted no tendrá nada que dar al hombre.

¿Cuál de las hermanas dio a Jesús el banquete más dulce y que Le sació?  ¿Marta, que estaba ocupada preparando la comida para él? O ¿María, que se quedó quieta y aspiró profundamente de él?  Fue María. Ella hizo que Jesús sintiera la sensación  de su gloria divina. Ella permitió a Jesús ser el dador, por ser Dios.

Al igual que Marta,  nosotros siempre invertimos los roles. De alguna manera pensamos que Dios necesita de nuestro servicio, Pero Él en realidad quiere que primero nos saciemos. Los oídos y el corazón de María fueron más preciosos para Jesús que las manos y los pies de Marta.

Usamos nuestros oídos y corazones para tomar de Jesús. Usamos las manos y los pies para servirle, y hay lugar para eso. Pero nuestro sentido y valoración de la plenitud divina de Dios es más preciosa para Él que todo el servicio que le podemos rendir. Y cuando usted toma de él, no puede dejar de convertirse en un gran dador y servidor.



“Joseph Prince “Daily Grace Inspirations”

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