domingo, 28 de abril de 2013

No trabajes duro por lo perdido o lo malgastado


Lucas 15:22-23
22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;

¿Qué dirías si tu hijo, a quien le habías dado una gran herencia, un día llega arrastrándose a casa después de malgastar todo su dinero en una vida desenfrenada?

En la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-24), el padre no dijo ni una sola palabra acerca de lo perdido o lo malgastado, aunque su hijo de hecho sí había malgastado su herencia en una vida desenfrenada. El padre sólo vio el regreso de su hijo como una oportunidad para demostrarle lo mucho que le amaba y como una oportunidad para restaurar lo que él había perdido.

Al igual que el padre de la parábola, es el deseo de tu Padre celestial abrazarte y demostrarte cuan amado eres. Y es Su buena voluntad restaurar lo que has perdido.

Tal vez has perdido algo recientemente, o te sientes frustrado por algo que has tirado al tacho a causa de una mala decisión que tomaste. Amigo mío, Dios no ve el carácter definitivo de una pérdida  o de algo malgastado de la manera en que tú lo ves. Cuando vienes a Él con esa circunstancia, Él lo mira como una oportunidad para restaurar lo que se ha perdido o malgastado.

Incluso, al igual que el hijo pródigo, si te sientes muy lejos de tu Padre celestial, o sientes que lo has decepcionado, no te desesperes. La verdad es que el momento en que vengas a Él, Él restaura inmediatamente la túnica de honor, para vestir tu desnudez; el anillo de la autoridad para anunciar tu posición de poder y dominio, y las sandalias en tus pies (algo que los sirvientes no usan) para restituirte como un hijo en Su casa.

Él te asegura que nunca perdiste la posición de hijo. Y Él celebra Tu regreso hacia Él matando un  becerro gordo, porque eres Su hijo amado a quien cuida con cariño.

Amado, amada,  ¡En la casa de tu Padre, no sólo estás bajo Su protección completa, sino que también disfrutas de Su provisión inagotable y de Su amor incondicional!

Extraído de Joseph Prince: “Daily Grace Inspirations”

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